BUSTO TUMBA BALDUZZI BERTOTTI. Obra de Marta Colvín Andrade. Patio 27.
Foto personal tomada el 11 de enero de 2020
RECURSO.
Marta Colvin Andrade (Chillán, 13
de junio de 1907-Santiago, 27
de octubre de 1995) fue una escultora chilena, Premio Nacional de Artes Plásticas 1970.
Media europea —su abuelo fue el poeta e inmigrante
irlandés James Colvin—y medio chilota,1
se casó, a los 16 años, con el agricultor de ascendencia francesa Fernando May
Didier, con quien tendría tres hijos.
Inició su carrera artística en Chillán gracias
a un "encuentro casual con su profesora de dibujo, la escultura Noemí
Mourgues Bernard", de origen francés, quien "puso entre sus manos la
primera greda para modelar".2
Compartió posteriormente sus inquietudes con otras
artistas, con quienes formó el grupo Tanagra de escultoras.
Se mudó a Santiago después
del terremoto de Chillán de 1939, que destruyó
su casa. A la capital se vino con sus hijos y su marido se quedó en el sur
siempre dedicado a la agricultura. Marta Colvin, a pesar de tener ya más de 30
años, ingresó en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile (1939-1945), donde
tuvo como profesores a Julio Antonio Vásquez y Lorenzo Domínguez.
Siendo todavía estudiante, fue nombrada en 1943
ayudante del Taller de Escultura de Vásquez en la citada Escuela de Bellas
Artes; siete años más tarde pasa a ser profesora auxiliar y en 1957 asumió como
titular, cargo que ocupó hasta 1972.
Después de egresar, continuó sus estudios en el
extranjero, primero en la Académie de la Grande Chaumière (1948-1949),
con Henri Laurens, Ossip Zadkine y
Etienne Martin — en París tomó también curso de Historia del Arte, en
el Louvre,
y de Estética en La Sorbona—, y después, en 1951 y 1953, en la Slade School de
la Universidad de Londres. En Inglaterra trabaja
con el escultor F. E. McWilliam, se vincula con el escritor, filósofo y crítico
de arte Herbert Read y con el escultor Henry Moore,
al cual lo unirá una estrecha amistad.
Bajo la influencia de Moore, que le enseñó a
valorar la tradición cultural precolombina,
Colvin viajó por Perú y Bolivia,
estudiando y absorbiendo las culturas prehispánicas.3
Su consagración la obtuvo en 1965, cuando ganó el
Gran Premio Internacional de Escultura con Las torres del silencio,
una de sus obras monumentales realizadas en piedra. Adquirida en 1970 por una
institución de Bélgica, se encuentra ubicada en el Museo de la Escultura al
Aire Libre de Middelheim, cerca de Amberes.
A lo largo de su vida obtuvo numerosos galardones, entre ellos, en 1970, el
máximo chileno: Premio Nacional de Artes Plásticas.
Muchas de sus obras se encuentran en el extranjero, en Inglaterra y Francia,
país este último donde residió por espacio de más de 30 años.
Allí se casó con el filósofo y crítico de arte
Pierre Voulbout, a quien había conocido en 1954, el año de su primera
exposición individual en el extranjero, en la galería parisina Verneuil.4
En 1990, tres años después de la muerte de su segundo marido y luego de haber sufrido
un infarto cerebral, Colvin regresó a Chile. Su gran retropectiva se realizó en
el Museo Nacional de Bellas Artes en
1993 y dos años más tarde fallecía en Santiago. Sepultada en el Cementerio General de la capital
chilena, sus restos fueron traslados al municipal de Chillán en 2009,5
donde descansan en el sector llamado Parque de las Artes.6
La escultora
Colvin era muy diestra en las "técnicas de la
talla en piedra, el vaciado en bronce y el desbaste en madera, siendo esta
última una característica en su producción".3
En sus comienzos, predominaban las figuras humanas,
pero fue evolucionando "hacia un estilo que intentó representar las
fuerzas elementales de la naturaleza".Hacia los años 1960 encontró su
sello particular, que se caracteriza por la reunión de varios bloques
ensamblados entre sí, que levantan la obra en sentido vertical y la expanden en
sentido horizontal, generando tensión; la superficies fueron marcadas con
incisiones profundas que acentúan las direcciones del volumen, así como sus
ritmos y tensiones. Desarrolló así "una temática abstracta que plantea la
búsqueda de formas y simbologías sudamericanas".
El archivo personal de la artista fue donado por la
Sucesión Marta Colvin en 2007 a la Biblioteca y Archivo del Museo Nacional de
Bellas Artes y en los años siguientes se organizó el Fondo Marta Colvin, que
está disponible a los estudiosos desde 2010. A un costado de la escuela de
Diseño Gráfico del Campus Fernando May de la Universidad del Bío-Bío se ubica el
Museo Marta Colvin con su parque de esculturas. Estos terrenos eran parte del
fundo El Mono, de su primer marido, Fernando May Didier, en cuya casona la
futura escultora vivió desde los 16 a los 31 años de edad; el hijo de ambos,
Fernando May Colvin los donó a la universidad.
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